miércoles, 2 de mayo de 2012

Lanzamiento de GaliciaBDSM

Tras un mes de curro muy duro, por fin hemos lanzando la primera web BDSM para Galicia. Estamos muy contentos con el resultado, y por supuesto no hay que ser gallego para hacernos una visita.
http://galiciabdsm.com/ Apenas está recién abierta, así que hay poca cosa, pero esperamos rellenar todo prontito. Hay zona de foro, de artículos, de relatos (míos ya hay dos xD), se puede crear un perfil completo, subir fotos, hay mensajería interna, solicitudes de amistad, listas de fetiches, los moderadores somos muy variados y bastante buenrrolleros (Y seguimos buscando alguno más), y eso...estamos muy contentos ^^ En otras partes de España el BDSM tiene más vida. Aquí da bastante asco, lleno de "Quiero y no puedo", de pseudoAmos/sumisos/lo que sea, grupitos endogámicos que no quieren sangre nueva, mucha envidia, mucha tontería. Y hemos querido romper con ello.

domingo, 8 de abril de 2012

Resurgiendo

Bueno, volver nunca está penado, ¿Cierto? Como en el cuento del hijo pródigo ^^

¿Qué ha sido de mí en un año?

Baaaaaaaaah sé que os da igual xD pero es mi blog y ajo, y agua xD

Pues...he tenido una relación de mierda y he salido desencantada, por supuesto, y me ha llevado mucho recuperarme.

No he actualizado...porque no me ha cuadrado/apetecido/ambas cosas xD

Y por lo demás, cada vez mejor. Estamos consiguiendo mover algo la comunidad, a pesar de que se nos cruza algún gilipollas dispuesto a ponernos trabas, he visitado el club Rosas5 en Barcelona y me he enamorado de todo y de todos, estoy con un chico maravilloso y muy divertido, y ya tengo pensado cómo seguirá la serie de "Comunidad"

Así que chachi.

Actu cortita. Tenía ganas de decir que sigo viva.

jueves, 17 de marzo de 2011

Despierta...

Noto luz a través de mis ojos cerrados, y por mucho que me guste estar en los brazos de Morfeo, decido ceder…y descubro que sólo veo oscuridad. Tras el susto inicial, me doy cuenta de que mis pestañas han rozado algo, e intento quitármelo para descubrir que estoy atada a la cama. Pero sospecho que lo has hecho tú…y no tengo miedo.

- Buenos días niña.

- Hmmm buenos días mi amor… ¿Qué es esto?

Silencio. Oigo cómo te acercas despacio, y noto tus dedos dibujando mi cuerpo. Debí de dormir muy profundamente, ya que ni me di cuenta de cuándo pasé de estar durmiendo desnuda junto a ti a estar atada, con los ojos vendados, y un conjunto más bien escaso puesto. O no quise darme cuenta.

- ¿Vas a desatarme? ¿Qué pasa? ¿Qué haces?

- Shhhh…

- Al menos, deja que te bese…

Pasas el dorso de la mano por mi mejilla, y de golpe me coges la mandíbula forzándome a abrir la boca, para colocarme una mordaza. Pero no es la mía. Es una de anilla. ¿Habrás ido de compras? ¿Tanto he dormido? ¿O la tenías escondida?

- A partir de ahora sólo me hablarás como Amo o como Señor, ¿Me oyes? Si no lo haces azotaré esa deliciosa piel, donde yo quiera hacerlo. Me he levantado con ganas de jugar y por suerte tengo una dulce perra a mi disposición. ¿Todo bien?

- Hhhíí…

- ¿Qué dices, puta?

- Qqqqueeee…hííí…mi Amo…

- Voy a desatarte y vas a bajar de la cama para ponerte a 4 patas. Vamos.

Adoro verte así, y lo disfruto, así que decido ser buena y me levanto rápidamente, para notar cómo una cadena de metal muy frío roza mi pecho, antes de que tú la recojas y tires de ella para notar el collar, que también debe de ser nuevo…

- Vamos a dar un paseo…

Tiras de la cadena y te sigo con miedo a darme contra algo, cuando éste desaparece, se impone uno mayor: Oigo cómo abres la puerta de la habitación, y yo sé de sobra que en tu casa puede aparecer gente en cualquier momento. Me paro y niego con la cabeza, y tú te agachas junto a mí.

- Muévete.

Niego de nuevo. Me apartas la mordaza.

- He dicho que te muevas.

- Cambio lo de salir de la habitación por lo que quieras hacer dentro. Renuncio si quieres a la palabra de seguridad. Pero no me hagas salir…

Noto cómo te tensas.

- ¡Pero… ¿Tú quién te crees que eres, puta?! Pensé que lo había dejado claro antes, vamos a ver si entiendes de una vez en qué posición estás…

Tiras de mí de nuevo a la cama y me haces quedarme a 4 patas. El primer fustazo me arranca un pequeño grito.

- Cuéntalos. Te avisé.

- Uuuuo…

- Hhoooos…

Los fustazos, aunque esperados, dejan mi piel ardiendo y con un ligero escozor cuando uno coincide sobre el otro, aunque sólo sea parcialmente.

- Ddddreeeshh…

- Ggguaatro…

- Ggguinnnco…

Intento evitar que de mi boca, abierta por la mordaza, escape la saliva acumulada, a la vez que trato de concentrarme en relajar los músculos para que me duela menos, y en no variar mi posición ni intentar evitar ninguno.

- Hhheeeiiih…

- Hhhieeeede…

- Oooho…

A pesar de haber pasado más de la mitad, pensamiento en el que me concentro para animarme a aguantar, se hacen eternos e insoportables conforme se acerca el final.

- Uuuueve…

- ¡¡Iiiied!!

Me aguanto, temblando, deseando aflojar la tensión de mis brazos y dejarme caer, pero sabiendo que eso puede ser peor…aunque soy totalmente consciente de que no vas a excederte si yo no quiero, sé que se estropearía el…juego.

- Ahora, abajo.

Vuelvo a ir junto a ti a la puerta, y esta vez no me resisto y avanzo contigo, en dirección a la sala, donde oigo… ¿Ruidos?

- Si hubieras salido conmigo la primera vez te hubiera felicitado por tu obediencia y te hubiera vuelto a llevar a la habitación, pero espero que te des cuenta de que los azotes fueron sólo por no dirigirte a mí como te dije. El castigo por desobedecer será suave para tu cuerpo, no tengas miedo…

Abres la puerta y todo queda en silencio, salvo por una musiquita electrónica que reconozco de sobra. Es un videojuego, de tu consola. Y estaba siendo usada hasta que entramos.

- Joder…

- Tranquilos, chicos. Sólo que me moría por presentárosla ya. Saluda a mis amigos preciosa…- Te agachas de nuevo a apartarme la mordaza y yo me creo morir.

- H-hola…

- Hola.

- Podéis seguir a lo vuestro. Pretendemos molestar lo mínimo posible…

Te sientas en un sillón indicándome que me siente a tus pies, y así lo hago, colocando mis piernas juntas a un lado, apoyando mis manos en ellas, y mi espalda en el sillón, notando tu mano en mi pelo o en mi hombro derecho de vez en cuando mientras miras la pantalla. Agradezco la venda que me cubre los ojos.

Parece que me leas el pensamiento.

La mano que acariciaba mi pelo se dirige a la venda, y noto como se afloja hasta caer al suelo. Me quedo con la cabeza gacha mientras me acostumbro a la luz, y después me quedo inmóvil, sin saber a dónde mirar o cómo colocarme. Tu mano desciende a mi barbilla obligándome a mirarte, y me sonríes, para luego soltarme de nuevo.

No me atrevo a mirar a tus amigos a la cara, aunque levantando la vista veo que son dos y que no los conozco, y que ellos están tan tensos o más que yo…y que tú. Es obvio para mí que tú también estás nervioso…

- En fin, nos vemos luego. Despídete nena, vamos.- ya ni te agachas a tirar de la mordaza, me haces enderezarme a mí.

- Hasta más tarde…señores…- decido jugar a tu juego lo mejor que sepa, y los miro directamente a los ojos.

Volvemos a la puerta de tu habitación, donde me dejas indicándome cómo esperar tu vuelta. Cruzo el umbral y me levanto cerrando la puerta y apoyando mi espalda contra ella. Respiro profundamente para intentar serenarme, estiro los músculos, aparto la mordaza para estirar también la boca, que ya duele, y me dirijo a la cama. Coloco una almohada a lo largo para apoyar mi pecho en ella, y poder respirar con facilidad al ponerme a 4 patas, y dejar mis manos a la espalda. Con las piernas bien abiertas, y dejando caer la saliva de mi boca irremediablemente debido a la posición y a la mordaza, me quedo esperando…

Al rato vienes tú, sólo con los vaqueros y obviamente recién salido de la ducha, y de nuevo sin mediar palabra te acercas a mí. Con velocidad dejas mi tanga a la altura de mis rodillas y empiezas a acariciarme.

- Pero qué mojada estás, guarra. Mira.

Coges mi tanga y me lo pasas por la cara.

- ¿Lo notas?

- Hhhíííí…aaaaaamo…

- Mmmm ven aquí.

Tirando de mi collar me giras y me haces arrodillarme, me pegas a ti tras bajarte los pantalones…

- Bájalos.

Llevo mis manos a tu cintura y cuelo los dedos entre la tela para bajar muy despacio los calzoncillos, hasta que tu polla me golpea directamente en la cara. Me quitas la mordaza y me la metes de golpe en la boca, bombeando con fuerza, cogiéndome de la nuca y tirando del collar, de forma que no puedo apartarme, y todo te da igual, mis lágrimas, mis arcadas, mis gimoteos…y a mí también. Me he ido volviendo cada vez más loca y he ido disfrutando de cada cosa, así que me abandono a tu placer, te quiero con locura y has empezado a jugar a mis juegos poco a poco y de forma deliciosa.

Voy modificando mi posición para abrir mejor la garganta y me concentro en aguantar lo máximo posible. Te sientas en la cama y te inclinas a morderme el labio inferior…

- Ven a jugar tú ahora a tu ritmo…y mirándome a los ojos.

Empiezo a lamer con lentitud y suavidad, desde la punta al tronco, pasando por los huevos, metiéndomelos en la boca, volviendo arriba, succionando con la fuerza que me veo capaz de imponer, metiéndomela en la boca y jugando con la lengua sobre ella cuando puedo. No dejo de mirarte siempre que puedo, y no dejo de moverme. Quiero hacerte morir en mis manos…

Al rato de estar disfrutando de mis atenciones, me haces subir a la cama y m tumbas boca arriba. Me adviertes de que he de estarme quieta y te tumbas a mi lado de costado. Empiezas a besarme y morderme, bajando del cuello al pecho, el vientre…y sin dejar de mirarme en ningún momento te colocas entre mis piernas, mientras te suplico que no lo hagas (no soy capaz de aguantar que me practiquen el sexo oral), y vas mordiendo mis muslos y mis pliegues hasta notar cómo me retuerzo bajo ese ritmo lento y cadencioso.

Bajo una mano a acariciar tu pelo e intento contenerme, pero empiezas a ir cada vez más rápido, hasta que no lo soporto más, y empiezo a pedirte, primero, que pares, y luego, que me folles.

- ¿Qué es lo que quieres, puta? ¿Mi polla ahí dentro? No te oigo suplicar…

- Ooooh joder, por favor mi Amo fólleme, soy su puta y tiene total derecho a usarme sólo deje de torturarme y fólleme Señor se lo suplico…

Pero no te detienes…en un impulso primero te pego más a mí y después, con la mano con la que te acariciaba, tiro de tu pelo para separarte de mí.

- ¡¿Pero qué estás haciendo?! ¿Quién piensas que eres para tirarme del pelo, zorra? ¿Quieres que te folle, eh?

Te sientas a horcajadas en mi estómago mientras recuperas las cuerdas que me mantenían atada a la cama cuando desperté, y me inmovilizas con cada extremidad atada a una pata de la cama. Vuelves a ponerme la mordaza, y me penetras de un golpe, empezando a embestirme con fuerza, mientras con una mano atrapas mi cuello.

- Quiero oírte gritar.

Impones un ritmo animal y salvaje, donde yo no puedo moverme de ninguna forma, ni evitar cerrando la boca que los gemidos y los gritos inunden la habitación. A este paso vendrán tus amigos a ver qué pasa, y yo directamente me desmayaré.

Me muero de ganas de moverme, de atraparte yo, de besarte, y en el mejor momento me sacas la mordaza, para besarme y esparcir mi saliva mezclada con la tuya por mi cuello y mis labios, mordiéndome y volviéndome a besar, tan salvajemente como me estas follando. Yo persigo con mi cuerpo lo poco que puedo tu boca, y me incorporo para mantener ese beso cuando amagas de levantarte un poco más.

- ¿Ya sabes cuál es tu sitio?

- Sí, sí, sí amo, sí…-separo los labios lo justo para hablarte.- Desátame. Desátame ya. Me muero por tocarte yo…

miércoles, 26 de enero de 2011

Curioso

¿Habéis alargado el tiempo de iros a dormir alguna vez, aunque curiosamente no estuvierais especialmente entretenidos, y os estuvierais muriendo de sueño?

Yo sí, anoche. Me faltaba un calor, un tacto, y un olor concretos. Unos ojos, una sonrisa, y unos besos. Eché de menos algo que curiosamente hace unos meses no existía, y ahora mismo, ni es mío, ni soy suya, ni nada explota en mi pecho como loco de amor, ni tampoco en el suyo. Curiosamente, digo, porque nunca antes había extrañado tanto sin saber qué me ata exactamente a quien echo en falta. Aparte del vicio, el morbo, la perversión, la confianza...

Creo que nunca sentí antes la necesidad al amor. Y se me hace curioso. :).

lunes, 3 de enero de 2011

Adios, adios

Siempre me quejo de lo mismo, y sigo picando como si fuera boba. Ni yo me entiendo. Os hablo de falsos amos, de gente que se cuelga el cartelito...y me los sigo comiendo todos con patatas xD. O casi todos.

Ya hablé de lo de "no me pidas que me someta porque tú digas que eres un Dom, simplemente sométeme". Pero, dentro de las exigencias, fallos de amos y sumisos, descuidar las relaciones, etc., hay un aspecto, que he visto en ambos lados (es más, lo he recibido de un sum, de un Dom, y de un switch), que es lo de "echar balones fuera". Buscar la culpa del otro en el fallo que tenga lo que sea que se tenía. Escudarse detrás de faltadas como que "es como hablar con una pared". Pero, ¡¿Qué coño...?!

Hay algún tipo de problema mental, que yo, supongo que por ser mujer, he visto sólo en los hombres. Nos llevamos genial, tonteamos, medio decidimos que en algún momento pasará algo...y se acabó el buen rollo. Se pasa a hablar como si el otro no fuera una persona, si no un rol determinado en sesion continua. Pues yo no te voy a bajar la orejita porque seas Dom si llevas más de un mes sin dignarte a hablarme y entras acusándome a mi de tonterias, no voy ni a consentirte nada ni a seguirte el rollo si eras mi amigo switch con el que tenía un rollo mazo morboso y que ha desaparecido durante un año, me ha tratado como si fuera suya, y me ha acusado a mi por atender a mis obligaciones, y tampoco voy a consentir que me exijas nada de nada siendo un sum supuestamente novato e interesado en aprender si te pasas 3 meses diciendome a todo que no y recordándome el miedo que tienes como si yo fuera la mayor energúmena sobre la tierra y no fuera a atender a las cosas que me dijiste en su momento y que, encima, me repites cada 5 minutos. Recoño.

Me voy quedando con un grupo reducido y selecto, y que le den dos duros a las nuevas amistades. Si merecen la pena ya pelearán por demostrarlo. Si no, yo no peleo más por nadie. Agüita ¬¬

lunes, 13 de diciembre de 2010

Comunidad

Como todos, este relato también anda colgado por la red ;) pero este tiene algo especial, está inspirado en y dedicado a Zor, que fue capaz de enredarme mucho más en todo lo que ya me atraía, y también de hacer que me atrajeran muchas otras cosas...en resumen de hacerme un poco adicta a él, qué remedio ^^...

"Había oído hablar de las comunas hippies. Y de las comunidades amish. Pero nunca pensé que pudiera existir algo así. Paseo por la calle cogida de tu brazo, mirando al suelo, semidesnuda, con un collar cuya cadena sostienes en la mano que llevas dentro del bolsillo de la cazadora. Voy descalza porque así se reconoce a los nuevos, nos cruzamos con hombres y mujeres que nos miran con descaro, parándonos con algunos, que se permiten acariciar mi cara, y a los que tú cortas cuando te parece que no podré resistir más. Y otros, normalmente en peores condiciones que yo, que también miran al suelo. Y no podría estar mejor. Estoy sufriendo una humillación que nunca llegué a imaginar, cogida de tu brazo, y no podría elegir mejor lugar.

Pero seguramente sea mejor empezar por donde siempre empiezan las historias…por el principio…

Asimilar cómo hemos llegado a dónde estamos es bastante complicado, nunca pensé que alguien podría motivarme y hacerme sentir tanto a través de Internet o del teléfono, y sin embargo me enganché a ti. A tu voz, al morbo que desprendías y a lo que te gustaba jugar conmigo. A tus historias. Y eso que al principio, mi primera toma de contacto contigo, fue de verdadero terror…pero en fin…

Como la carne es débil, al final conseguimos quedar, tomar algo, vernos, enredarnos en una relación fantástica, sorprendiéndonos de vez en cuando el uno al otro, y también de a dónde hemos llegado, de qué forma…Y así acabé totalmente enganchada, sin opción de retractarme.

No se me ocurría nadie mejor con quien explorar mis límites, por mucho que me esforzara y por muchos príncipes que fuera conociendo. Quizás porque no quería ser sólo una princesa. Ni tampoco sólo una puta. Quería ser sólo tuya.

Seguramente debiera escribir sobre el primer día que nos vimos, o los siguientes…pero eso, si tal, ya será otra historia. Lo importante, es cómo llegué a esta situación desde el día que me propusiste perder la vergüenza de una forma drástica. Y tan drástica…

-Ayyysh…se me ha ocurrido una maldad – me dijiste al colgar el teléfono, mordiéndote el labio inferior y mirándome con ese gesto de que sabes que controlas la situación, que yo intentaré cumplir siempre lo que dé a imaginar esa mente tan retorcida y deliciosa.

-No sé por qué no me sorprende…

- Es que no sé si es demasiado fuerte aún para ti, con eso de que te doy miedo…

-No vuelvas sobre eso…y no vale empezar a hablar y dejarme la miel en los labios…

Sacaste la lengua, mordiéndotela, y sonreíste.

-Preferiría dejarte otra cosa ahora mismo.

-¿Eh?

-En los labios…

Estábamos en tu sofá, con la música puesta. Tú estabas sentado a la derecha y yo tenía mi cabeza en tus piernas, en uno de esos momentos de calma y toma de contacto con el mundo real.

-Pero, ¿Nunca te cansas?

-Contigo aquí no podría aunque quisiera…para lo poco que vienes a verme…-sonaba a chantaje, sabes de sobra que si pudiera me quedaba en Madrid, pero estamos a mitad de curso. Y de igual forma la economía de estudiante tampoco me da para verte siempre que quiero – tendré que aprovechar esa boca y ese cuerpo, ¿No?

-Tú sabrás…

-Da gusto lo mimosa que te pones ¿eh? y lo bien que entras en tu papel…-te hiciste el enfadado, como si te creyera…pero te seguí el juego.

-Sabes que esta boca-dije, incorporándome a besar y morder tu cuello- es tuya. Sabes que este cuerpo-sin separarme de ti, te hice levantar del sofá llevando una de tus manos a mi cintura- es tuyo. Puedo meterme en el papel, y no demostrar nada, o tomarte el pelo, que protestes, y demostrarte todo.

-Hmmmmm esto va sonando mejor…-te inclinaste a besarme, apretándome con fuerza contra ti, mordiendo mis labios, dejando que yo te correspondiera, y te separaste, mirándome a los ojos- llevas demasiada ropa-bajé la mirada, y tú me levantaste la cara cogiéndome por la barbilla.

- Que me mires. Y quítate la camiseta mientras lo haces.

Como lo disfrutas y qué vergüenza me haces pasar con esas cosas. Encima, lo que tú llamas "demasiada ropa", era una camiseta larga, de las de propaganda, y nada más. Y cuando digo nada más, es nada. Si no hay nada que me lo impida, contigo debo olvidarme siempre de la ropa interior, y es lo que he hecho. Así que me quité la camiseta mirándote, y la dejé caer al suelo, esperando.

-Estás mucho más guapa.

-Gracias…-al mirarme con esa cara de "ahora te pillé", me di cuenta- …Amo.

Sonriendo, de nuevo te inclinaste a besarme.

-Casi…

-Lo sé…

La boca, la quijada, el cuello. Notaba tu piercing en la piel, y cómo me mordías. Como si no hubiera mañana. Como si estuvieras hambriento. Me estremecía, todo lo quieta que podía, conteniendo la respiración y recuperándola en jadeos al no poder contenerlos más. Con una mano a mi espalda, me inclinaste hacia atrás, quedando dependiente de que tú me sostuvieras. Con la otra dibujabas mi cuerpo, la pasabas entre mis pechos hasta abarcar la parte delantera de mi cuello. Te deleitabas.

Me abandoné al contacto, y una punzada de dolor me sacó de él. Me miraste, sosteniendo aún entre los dientes el pezón que decidiste morder con tal fuerza, y sonriendo: me habías oído quejarme y te había encantado.

-Ve por las cuerdas. Y hazlo como una buena perrita.

Asumiendo que querías verme a cuatro patas, me fui gateando a buscarlas, y volví con ellas como pude, dejándolas sobre mi espalda y sosteniendo un lado con la boca para que no cayeran. Me quedé de rodillas esperando a que hicieras algo, y por supuesto, te eternizaste en dar señales de vida viéndome así.

-A veces da gusto verte…

-Gracias…

-Levántate, vamos.

El bondage siempre me había atraído un montón, de hecho fue como el detonante de todo contigo, te gustaba, controlabas, me enseñaste unas fotos chulísimas, me enredaste con todo lo que me contabas mejor que con cualquier cuerda.

Me levanté y quedé frente a ti, sin ser capaz de mirarte…aún ahora no soy capaz siempre…me levantaste la cabeza para que te mirara mientras acercabas las cuerdas a mi piel buscando erizármela. Te colocaste a mi espalda para dejar mis muñecas atadas, con un brazo sobre el otro cruzando la espalda, dibujando una espiral alrededor de cada uno, y llevando cada extremo de las cuerdas hasta mis hombros. Desde ese punto, dejaste caer las cuerdas x mi pecho inclinándote a arañarme el cuello con los dientes. Sin moverte, pasaste las cuerdas bajo mi pecho, rodeándome, y volviendo adelante para pasarlas por encima, repitiéndolo varias veces, de forma que mis pechos fueron quedando aprisionados entre dos zonas de cuerdas tensas que, poco a poco, hipersensibilizaron toda la zona que no quedaba tapada. Acabaste tu juego volviendo a subir a mi cuello para unir los dos extremos a la altura de mi esternón, atándolos juntos, y bajarlos entre mis piernas como una sola cuerda, dejándola atada de nuevo junto a mis brazos, de forma que quedé inmovilizada de cintura para arriba pero con las piernas libres. Aún así, más me valía no moverme mucho, porque las cuerdas entre las piernas se apretaban a cada movimiento torturándome cada vez un poco más y haciendo que me subiera un escalofrío tras otro por la columna.

-Para ser así rápido, me has quedado muy bien…ahora ven aquí…

Me hiciste arrodillarme a tu lado en el sofá, colocándote entre mis piernas, de forma que ya me llegaba con mantener el equilibro como para controlarme mucho más, y empezaste a jugar conmigo: Mordías mi piel, me arañabas, pasabas la lengua con dulzura después de hacerme gemir del dolor, y repetías, viéndome temblar cada vez más, manteniendo el poco silencio que podía, hasta que bajaste una mano a donde las cuerdas más me torturaban, para colar un dedo entre ellas y notar que, como siempre, me podía más el morbo y el placer que lo difícil que me lo pusieras o lo fuerte que pudieras morder.

-Estás mojada. Guarra. Qué fuerte.

-Tampoco es que pueda evitarlo…

-Deberías. Hay muchas formas de entrenar eso.

-Por mucho que entrenara tú me puedes más que eso.

-¿Te puede más lo que te hago que tu autocontrol? Eso es de zorras…me encanta.

Empezaste a mover el dedo con rapidez y a tirar de las cuerdas, hasta que mis pequeños espasmos dieron lugar a temblores con los que yo ya no podía, empezando a gemir a pesar de tener el labio bien mordido, hasta que caí sobre tu hombro completamente incapaz de seguir manteniendo el equilibrio.

-No me mojes las cuerdas, puta. Aguanta.

-Nnnoo…voy a poder muuucho..mááás…

-Me encanta…

Empezaste a deshacer los nudos, dejando las cuerdas cayendo desde mi cuello a modo de collar, y sin desatar mis brazos ni mi pecho me colocaste apoyada sobre el respaldo del sofá, dándote la espalda bien abierta de piernas, y te acercaste a mí acariciando con dos dedos mis piernas, te agachaste a mi espalda y pasaste la lengua sólo porque sabes que teniéndome al límite, tu piercing sólo podría matarme. Noto tu aliento y empiezo a gimotear…

-Oh vamos Zor te lo pido por favor no lo hagas…

-Ni que fuera cosa tuya…

-Te he dicho que no podía aguantar mucho más, estás jugando con el diablo.

-Uno, me da igual lo que digas –y con esa frase empezaste a lamerme evitando el clitorís-. Y dos, estoy jugando contigo…

-Aaaaah jooooder…

-Joder, ¿qué, puta?

-Que no puedo máááss…

-Pues vas a tener que poder…

Te levantaste, y oí cómo te quitabas la ropa, hasta notar tu polla empapándose de mis jugos.

-Bbbbufff pero qué mojadita estás…

Acariciándome con ella, veías como yo me moría de ganas, casi podía imaginarme tu cara conteniéndote sólo por putearme. Entonces, con la mano abierta, me palmeaste el coño, diciéndome lo zorra que era por estar así sólo por estar atada…

-Es sólo porque me ataste tú…

-Hmmmm, tocado…y hundido.

Sin esperar más, me clavaste la polla de un golpe, abrazando mi cintura con una mano, mientras subías la otra para mimar mis pechos y cogerme por el cuello, embistiéndome salvajemente y sin decir nada más.

-Joder, me pones muchísimo…

-Mee aaa-aalegro…

-¿Te alegra ser una zorra?¿Por?

-Porque…tú….me lo pides y tú…lo disfrutas…

-¿Cómo lo llevas?

-N-necesito coooorrerme, yaaa ssí qu,quee no puedo másssss…

-Córrete puta, córrete…

Me abandoné completamente mientras seguías embistiéndome, apretándote con cada orgasmo, esforzándome por apretarte más aún si cabe para que lo disfrutaras más…

Me bajaste del sofá cuando ya no podías más, y cogiéndome del pelo me metiste la polla en la boca, para acabar dentro. Te apartaste y deshiciste el resto de los nudos, dejando caer la cuerda a mis pies y levantándome.

-¿Lo has tragado?

Negué con la cabeza, no podía hablar.

-Hmmmm así que lo estás saboreando…

No sabía que responder así que desvié la mirada. Me cogiste por la cintura y me hiciste mirarte de nuevo.

-Dime, ¿Lo disfrutas?

Con una vergüenza enorme asentí con la cabeza, y te vi sonreír. Me pusiste una mano en la parte frontal del cuello, por donde me habías cogido, y donde se veía la zona enrojecida.

-¿Te he hecho daño?-Volví a negar-Entonces, traga.

Abrí la boca, sonriendo, después de que con esa mano apoyada notaras cómo tragaba, y me besaste. Volviste a sentarte en el sofá y yo me acerqué al respaldo dándote un masaje en los hombros. Tras un rato, me cogiste una mano y me hiciste sentarme contigo, cogiéndome mientras me acariciabas el costado.

-¿Me he ganado que me cuentes aquella maldad de la que hablabas?

-Te lo iba a contar igual…

-Ahora me lo dices…

-Sssssh. Me han invitado a un sitio alucinante.

-¿Sí? Qué raro…

-Oh venga, hablo en serio…

-Cuéntame.

-No podría darte muchos datos, tendrías que confiar en mí.

-¿No me va a doler ni va a estar allí nadie que no quiera ver?

-No puedo contestarte con sinceridad a ninguna de las dos cosas.

-…joder…qué alentador…pero dime algo…

-Unos buenos amigos se han currado la fantasía a mayor escala hasta ahora, que yo sepa o conozca, vaya. Han "revivido" un pueblito donde todo quebró, no es nada rural y antiguo, hay un par de casonas señoriales, pero en general son edificios nuevos, con luz, agua corriente, etc.

-¿Y he de suponer que en una de esas casas…?

-Supondrías mal.

-¿Eh?

-En TODO el pueblo, niña, se practica BDSM de una forma libre, no perseguida, pública a más no poder, pero con su privacidad, aún así.

-¿Y si viene alguien que no es del pueblo?

-Hay un sistema de seguridad en varios kilómetros alrededor. Sólo se pasa invitado.

-Alucinante…

-Quisiera ir…

-¿Y qué te lo impide?

-Tú…

-¿Perdón? ¿Desde cuándo supongo un impedimento?

-Desde que quiero llevarte conmigo…al darte terror la exhibición…

-Así que ahí estaba tu maldad…

Me quedé callada, sopesando qué me podía más. Quería ir contigo pero sabía que me iba a morir si tenía que exhibirme…

-Zor…

-¿Hm?-te habías ido adormilando mientras yo sopesaba pros y contras…

-…iré

-¡¿Eh?!-pareció que alguien te tiraba un cubo de agua fría, vaya forma de despertarte.

-Si tú me lo pides, si tú quieres, iré. Pero te haré rejurarme cada poco que no lo voy a pasar mal, en lo que a mis límites se refiere.

-¿La vergüenza entra como límite?

-Intentaré dejármela en casa, o quejarme poco.

-No sabes lo que me encanta oírlo. Va a ser genial, va a ser salvaje, ¡diosss! va a ser tan salvaje…me encanta, me encanta…

Me apoyé en ti y me quedé oyendo la música…ahora sólo había que esperar…"

viernes, 10 de diciembre de 2010

Frustraciones

Enredada para siempre en el vicio y el morbo más difíciles. Buscando la perfección de la mano de quien sabe. Y frustrada porque aún no...aún no...